jueves, 18 de octubre de 2007

Marcelo Matador Salas

Estadio Santa Laura, tarde de domingo. Corre el segundo tiempo mientras se agota el día y comienza a correr ese viento frío de mierda típico de ese lindo estadio podrido. Eric Lecaros le encaja el segundo a Superman Vargas. La "U" va perdiendo con Antofagasta, como es lo usual en esos días. A diferencia de los que se dicen amigos de la estadística no recuerdo la fecha, si era invierno o verano, si es el 92 o el 93. Sólo sé que a 5 del final del pleito ingresa Marcelo Salas, un muchacho de los nuevos, para reemplazar a la promesa que nunca después fue, Marcelo Jara.

Salas desborda por la izquierda y se saca un defensa en su primer contacto con la pelota. Envía el centro a media altura. Nadie lo conecta. Un minuto después, se mete frontal al área grande y lo derriban. No se cobra nada. El penal era evidente. Salas se revuelca en el piso. Fabián Guevara, que usaba la 5 en ese entonces, se acerca y lo putea.

Semanas o meses después, Salas aparece en todos los resúmenes del fútbol, que en ese entonces pasaban por todos los canales abiertos. El 11 de la "U" es la revelación de la temporada, en un momento en que el equipo azul despertaba luego de 25 años de frustraciones.

El nivel del fútbol entonces, con Católica teniendo a Gorosito, Acosta, Rozental y otros, con el Cobreloa que era terror en el norte, y con los indios siempre meando asados, traspasaba el interés del fanático común. Marcelo Salas y Sebastián Rozental acuden a una convención de periodismo deportivo a mi escuela en esos días. Al final yo le regalé a Salas un ejemplar de nuestro pasquín clandestino, el Candor Mefítico, el que incluía en esa edición un artículo sobre la selección sub-17 y sobre ser lascivos con chicas sub-17. El artículo se titulaba "Tetita de Estoperol".

En el momento de entregárselo le digo a Salas: "Marcelo, esto te dará suerte el domingo".

El inolvidable clásico universitario de ese fin de semana se coronó con un golazo de Salas: luego de recibir una pelota mal cabeceada en el centro del área grande, amortiguó el balón con el pecho y le cambió el palo a Toledo. La "U" vencía a Católica por 1 a 0 y se limpiaba el camino cuando los campeonatos duraban el año entero.

El resto, como se dice, es historia.

Después, a Salas se le ve sólo por la tele. En Argentina, el primer campeonato con RiverPlate fue ampliamente cubierto. Salas figura. Estamos en el cumpleaños de una amiga y nos vimos forzados a prender una tele. Todos deslumbrados con Marcelo que se echa al bolsillo al país más futbolizado del continente. Un colocolino que yo no conocía, a mis espaldas, dice: "Y qué tiene... si ya no es de la 'U'..." Me doy vuelta, lo enfrento y le digo: "Marcelo es azul hasta los cocos... además los indios fueron tan huevones que lo dejaron ir cuando se fue a probar de pendejo. De no haber sido así estarías llorando de emoción... pero no lo entiendes... no lo puedes entender"

Luego la dupleta en Wembley. Luego la Lazio. El Mundial. La Juve. La vida llena de copas.

Y luego la cuesta abajo.

Su salida de la selección por descarte. Su retiro. Sus lesiones. Habladurías. Su separación. Sus hijas.

Y su vuelta a la "U", sin escándalos, pero lejos de su nivel más notable. Los futbolistas de otros equipos lo saben. Y lo buscan. Lo golpean mucho. Lo lesionan. Matador se levanta. Se recupera. Es silencioso, no habla, carece de simpatía, no deslumbra en declaraciones. No golpea árbitros cuando le cobran mal. No se queja. No va a los estelares. No habla de algo que no sea el fútbol.

Poco a poco se va reconstruyendo. Inalterable en su autoridad como histórico, Marcelo, este frío 2007, comienza a sonreír en la cancha. En uno de estos partidos agarra una volea de primera y falla el que podía ser el gol del año. Faltaba un cacho. Pero en la goleada frente a U de Conce se manda un lujo, y se empina como el líder que siempre ha sido, ahora acompañado de una generación joven hambrienta de oportunidades.

Por entonces también circula una encuesta que afirma que los colocolinos han aumentado en proporción de un 46 a un 55 por ciento de la población. Sigo pensando que la hinchada de "U" es la mejor.

Bielsa lo va a ver y lo nomina. A mí me vuelven las ganas de ir al estadio a decirle simplemente "Gracias Marcelo".

Sé que probablemente no jugará en Sudáfrica. Vienen otros. Pero él estará en el proceso. Porque todas estas batallas que vienen necesitan un héroe.

por: yosoycesante.blogspot.com

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